sábado, 5 de mayo de 2012

miércoles, 25 de abril de 2012

EL FIN DEL SUFRIMIENTO

A medida que te vas haciendo viejo, tu percepción del tiempo va cambiando. Si tienes ochenta años, un año no es más que un ochentavo de tu experiencia; si sólo tienes diez, un año es la décima parte de tu vida. Según he ido cumpliendo años me ha ido pareciendo que la vida era cada vez más interesante, y también he ido aceptando ciertas cosas.(...) Cuando me describo a mí mismo sufriendo, lo que suelo hacer es reflejar mi soledad. Y tampoco debemos preocuparnos demasiado. A veces, no puede evitarse su llegada, no podemos eludirla; hay que intentar controlarla conscientemente en la medida que sea posible, pero hay momentos en que nuestra conciencia no puede dominarla por completo.
También hay otro tipo de sufrimiento, aquel que se produce cuando te traiciona la gente en la que confías. No obstante, la mayoría de las veces este sufrimiento resulta trivial en comparación con otras experiencias positivas, entre ellas el amor.(...) El amor es el único asunto importante. La ausencia de amor es el miedo a lo desconocido. Pienso que si uno es capaz de amar plenamente, en todo el sentido de la palabra, tiene menos miedo. Creo que incluso es una creencia cristiana. Amar plenamente implica amar el mundo, amar la vida misma, considerarla como un maravilloso regalo. Es necesario ver las cosas de esta manera, por muy triste que uno esté, pese a todo el sufrimiento que pueda existir; a pesar de todo, la vida sigue siendo un regalo, y tendemos a aferrarnos a ella. La mayoría de nosotros quiere vivir. Tenemos un profundo deseo de sobrevivir porque nos gusta la experiencia del amor. Los que desesperan se matan a sí mismos. (...) Siempre hay, en cualquier lugar, mucha gente que sufre, pero creo que mi deber como artista es superar la esterilidad de la desesperación.

David Hockney. Así lo veo yo.


Texto precioso que me descubrió Carla.

domingo, 25 de marzo de 2012

Su fe me fecundaba

En la vida has ido conociendo algunas cosas pero has fallado en lo esencial, es decir, has fracasado. Esa idea te deprime y entonces es cuando buscas apresuradamente un remedio para poder arrastrar con dignidad el futuro. Ahora no tendré a nadie a mano cuando me asalte el miedo.
Ninguno de los dos era sincero pero lo fingíamos y ambos aceptábamos de antemano, la situación. Pero las más de las veces, callábamos. Nos bastaba con mirarnos y sabernos. Nada nos importaba los silencios.
Estábamos juntos y era suficiente. Cuando ella se fue todavía lo vi más claro: aquellas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar grandes cosas de la vida eran sencillamente la felicidad. Yo buscaba en la cabeza temas de conversación que pudieran interesarla, pero me sucedía lo mismo que ante el lienzo en blanco: no se me ocurría nada. A mayor empeño, mayor ofuscación. Se lo expliqué una mañana que, como de costumbre, caminábamos cogidos de la mano: ¿ Qué vamos a decirnos? Me siento feliz así, respondió ella.
Una voz misteriosa me soplaba la lección entonces y yo atribuía a los ángeles, pero ahora advertía que no eran los ángeles sino ella; su fe me fecundaba por que la energía creadora era de alguna manera transmisible.
¿De quién me compadecía entonces, de ella o de mí?

Mujer de rojo sobre fondo gris. Miguel Delibes 



viernes, 23 de marzo de 2012

" Nadie puede ser esclavo de su identidad: cuando surge una posibilidad de cambio, hay que cambiar."


Elliot Gould.







martes, 14 de febrero de 2012

Carmen Martín Gaite

¿Qué había sacado en consecuencia de mis experiencias eróticas? Pues, en resumen, eso: que no nos podemos meter en la piel de nadie por mucho que nos parezca haberlo logrado mediante un espejismo momentáneo de fusión...que el amor es aventura sin designio, según reza el credo de los agnósticos, una creencia fría, nítida y azulada como la luz de luna sobre las olas agonizantes, que no hay fusión que valga, desengáñate, que cada ser es radicalmente distinto de otro cualquiera, aunque a veces estallemos al mismo tiempo, como las olas que se persiguen y coinciden un instante en su cumbre de espuma, sí, exactamente igual que las olas, deshacerse y dejar paso a las que vienen detrás, y así una vez y otra. Somos seres discontinuos, qué le vamos a hacer. Pero se aguanta mal. Por eso nos agarramos como a un clavo ardiendo al encuentro amoroso, por nostalgia de la continuidad perdida, porque nos resistimos a morir encerrados en nuestra individualidad caduca. La plétora sexual es un sucedáneo que trata de remediar el aislamiento del ser, pero sólo lo proyecta fuera de sí. Y aunque, en el mejor de los casos, pueda coincidir con la proyección fuera de sí desencadenada en otro, siempre se tratará de dos individuos que, si comparten algo, es un estado de crisis. La crisis más intensa que se pueda imaginar, pero al mismo tiempo la más insignificante. Lo mismo que las olas, perseguirse, gozar y luego deshacerse por separado. 

Nubosidad Variable - Carmen Martin Gaite

viernes, 10 de febrero de 2012

A veces se me olvida....

A veces se me olvida que tengo a mi alrededor gente maravillosa a la que amo!

Gracias por estar ahí en silencio.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Quién sabe...

La música por encima de todo, me hace despegarme de la silla aburrida y estática a la que pertenezco. Quién sabe si algún día podré manejar el tiempo a mi antojo, disponer de él para crear paraísos de calor, ritmos y melodías, para poder tumbarme en la hierba junto a mi amor y sentir en el pecho la calma de un cuerpo desnudo frente al sol.
Suaves temporadas de terciopelo. Sueño con palmeras y motas de polvo suspendidas en el aire.
Quién sabe si algún día bucearé los fondos de aquellas cosas que amo, si podré extraer su corazón y devorarlo.