miércoles, 25 de abril de 2012

EL FIN DEL SUFRIMIENTO

A medida que te vas haciendo viejo, tu percepción del tiempo va cambiando. Si tienes ochenta años, un año no es más que un ochentavo de tu experiencia; si sólo tienes diez, un año es la décima parte de tu vida. Según he ido cumpliendo años me ha ido pareciendo que la vida era cada vez más interesante, y también he ido aceptando ciertas cosas.(...) Cuando me describo a mí mismo sufriendo, lo que suelo hacer es reflejar mi soledad. Y tampoco debemos preocuparnos demasiado. A veces, no puede evitarse su llegada, no podemos eludirla; hay que intentar controlarla conscientemente en la medida que sea posible, pero hay momentos en que nuestra conciencia no puede dominarla por completo.
También hay otro tipo de sufrimiento, aquel que se produce cuando te traiciona la gente en la que confías. No obstante, la mayoría de las veces este sufrimiento resulta trivial en comparación con otras experiencias positivas, entre ellas el amor.(...) El amor es el único asunto importante. La ausencia de amor es el miedo a lo desconocido. Pienso que si uno es capaz de amar plenamente, en todo el sentido de la palabra, tiene menos miedo. Creo que incluso es una creencia cristiana. Amar plenamente implica amar el mundo, amar la vida misma, considerarla como un maravilloso regalo. Es necesario ver las cosas de esta manera, por muy triste que uno esté, pese a todo el sufrimiento que pueda existir; a pesar de todo, la vida sigue siendo un regalo, y tendemos a aferrarnos a ella. La mayoría de nosotros quiere vivir. Tenemos un profundo deseo de sobrevivir porque nos gusta la experiencia del amor. Los que desesperan se matan a sí mismos. (...) Siempre hay, en cualquier lugar, mucha gente que sufre, pero creo que mi deber como artista es superar la esterilidad de la desesperación.

David Hockney. Así lo veo yo.


Texto precioso que me descubrió Carla.